15 sept 2010

Pato, el Deporte Nacional

El Pato es un deporte ecuestre originario de Argentina, declarado oficialmente Juego Nacional del país ya mencionado en 1953. Se enfrentan dos equipos de ocho jugadores cada uno. El lugar del encuentro es de 180 a 220 metros de largo, por 80 a 90 metros de ancho. Se permite el contacto físico moderado. El juego se divide en 6 períodos (como máximo), de ocho minutos,  con descansos de cuatro minutos entre los tiempos.
Se practica sobre césped (o alguna otra superficie similar). El juego consiste en meter en un aro, una pelota  con asas alrededor (denominado “pato”),  para así anotar un tanto. El equipo con más tantos a favor, gana.
La cancha (o "potrero") debe ser perfectamente llana y estar cubierta de grama o césped.  Los aros, de un diámetro de un metro, están ubicados en la línea de fondo, montados verticalmente sobre postes de 2,40 m. El reglamento indica que cada aro (o "arco") debe poseer una red de 1,40 m de profundidad, si bien las inclemencias del tiempo conspiran contra el cumplimiento de esta última exigencia. El "pato" en sí es de cuero, con cámara neumática, y posee seis asas, suele ser de color blanco. Su diámetro, de extremo a extremo, es de 40 cm. Su peso máximo es de 1250 g.
Los caballos usados en el pato de competencia son ejemplares del llamado caballo criollo, de hasta 1,45 m de alzada. Los ocho jinetes comienzan el juego en posiciones prefijadas. El equipo que posee el pato avanza hacia la línea final para arrojar al aro y así concretar un tanto.
Los jugadores de ambos equipos tienen derecho a recoger el pato cuando éste se halla en el suelo, lo que exige un gran dominio del caballo y una gran fortaleza física. Quien se hace del pato puede pasarlo a un compañero ("cachetear") o cabalgar rumbo al aro. Durante la cabalgata, se deben respetar ciertas reglas destinadas a evitar accidentes y preservar la competitividad.

Un poco de Historia
Se dice que el formato del juego comenzó en el siglo XVI, cuando se realizaban contiendas o "corridas" donde dos equipos de jinetes intentaban hacerse de un pato vivo (de allí el nombre del juego, salvo que actualmente se usa una bolla con asas), y llevarlo hasta un sitio predefinido. Las crónicas mencionan partidos con hasta 200 participantes, disputados de estancia a estancia.
La ausencia de reglas causó que el juego fuera en ocasiones extremadamente violento. Muchos gauchos resultaron muertos durante corridas, al "rodar" su caballo o siendo atropellados por otros caballos. Por esos motivos, las autoridades civiles y eclesiásticas vieron el juego con desagrado. Las medidas que tomaron éstos fue la prohibición del juego, y la contrariedad de la Iglesia. Es de notar el escaso número de menciones al pato en la literatura gauchesca.
El juego así definido experimentó un cierto auge, al punto el presidente Juan Domingo Perón decretó, en 1953, al pato como juego nacional de la Argentina. Esto no bastó para que el pato gane adeptos en las grandes ciudades. Los medios masivos no se ocupan del pato (como sí lo hacen con el polo). Las competencias de pato se hallan más bien acotadas al ámbito rural, muchas veces en conjunción con eventos de doma o música y baile.
Una verdadera pena, que no se difunda un deporte de éstas características, y, encima, de origen nacional. Lo que es más, es que hubo diversas campañas publicitarias con el único fin de defenestrar aún más al deporte nacional, con el objeto de enviar un proyecto de ley al Congreso que no sólo haría que el Pato dejase de ser deporte nacional, sino que peor aún, declarar como deporte nacional a un deporte que, si bien es el de mayor difusión de la Argentina, es de origen completamente internacional, y de desarrollo mundial, el Fútbol.

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